
Cada día en España se quitan la vida 10 personas. El dato lo aporta el Instituto Nacional de Estadística y corresponde a 2018. Ese año se registraron casi 4.000 suicidios en todo el país, 342 de ellos en Madrid, la región con la tasa de suicidio consumado más baja de todo el territorio español. Que haya una demora de dos años en conocer estas cifras tiene que ver con la complejidad de acreditar que la muerte no ha sido accidental.
Hay tres elementos que determinan que la causa no ha sido un accidente: el método, los testigos o la nota de despedida. También se puede deducir “mediante una autopsia psicológica”, apunta a Madridiario Javier Jiménez, psicólogo clínico y miembro de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio. Esta herramienta suele emplearse en el caso de los seguros de vida o para desarrollar programas de prevención. Se basa en “indagar en la vida del fallecido y hablar con su entorno. Los familiares te dan señales de alerta”, relata Jiménez.
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